jueves, 28 de octubre de 2010

Daren ( historia Alex )

El brusco frenazo del autobús, en la primera parada del trayecto, y el griterío de un grupo de turistas japoneses, hizo que Daren se despertara sobresaltado. El incomodo autobús era lo primero que pudo encontrar a las tempranas horas que llegó de su viaje de Madrid.
Empezaba su nueva vida, no se podía quejar de la vieja, tenía casi todo lo que podía desear, un buen trabajo, un buen sueldo , amigos con los que pasar buenos momentos, y una preciosa moto negra que era lo que más le había dolido abandonar, y aun así no estaba satisfecho consigo mismo. Asi que en cuanto sus jefes le ofrecieron la oportunidad de viajar a Brasil a dirigir la nueva sucursal de la empresa, no se lo pensó. Y ahí estaba, dentro de un autobús con abanicos por aire acondicionado y rodeado de turistas con los cuales no podía comunicarse.
Bajo, y se dirigió al motel a desayunar con el resto de turistas, y al ver que rápidamente todos se dirigían al baño, decidió pasar primero a tomar un café con tal de no esperar. El motel era viejo , sillas en madera un poco carcomidas, pero tenía algo de acogedor, y sobre todo café caliente. Mientras se lo tomaba, e intentaba evadirse del alboroto y los flases de los turistas japoneses, la vista se le cruzó con la de una joven, la cual no había visto en el autobús, y que tomaba café mientras conversaba con otra. No parecía brasileña. Divagaciones de un cansado, terminó su café y se dirigió de nuevo al autobús con sus viejos grupos de Rock sonando en el aparato MP4 que había comprado para la ocasión, se sentó en su asiento y espero mientras todos subían de nuevo al autobús y reanudar la marcha hacia su destino.

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El cálido rayo de luz que golpeaba y calentaba sú cara hizo que Alex abriera los ojos y despertara bien temprano. La brisa intentaba mecer suavemente las cortinas, las cuales rígidas por la falta de higiene, se mantenían firmes. Los muebles de madera vieja daban a la habitación un toque acogedor. Cuando llegó por la noche la escasa luz no le había dejado fijarse en la decoración de la habitación, aún así, era una noche. Estaba deseosa de llegar a su destino.
Se levantó de un salto y tras recoger sus cosas, asearse y vestirse, dijo a Frida que esperaría en el bar a desayunar. Pidió su café calentito, y al tiempo que se sentaba, vio aparecer por la ventana un autobús de turistas, el cual paró casi delante de la puerta. Los primeros en entrar al bar fueron dos parejas que parecían recién casados, seguidos de un grupo de turistas japoneses haciendo fotos, lo que sacó en Alex una sonrisa. Acto seguido entró en el bar un joven delgado y con barba de tres días, pantalones de montaña color caqui, botas de montaña y una camiseta negra con una calavera en el pecho, le vio dudar y finalmente se dirigió a la barra. Justo en ese momento Frida se sentaba a su lado, y empezó a comentarle los pormenores de su viaje. Prestaba atención ansiosa por comenzar y con cada palabra de Frida su sonrisa se hacía máss grande. Alzó la vista un segundo, y su mirada se cruzó con el joven alto. No tenía pinta de japonés, pero tampoco de Alemán…. Pensó. Pero las ansias de seguir, le devolvieron la mente a Frida y sus explicaciones. No sin antes ver como el joven se ponía los auriculares de su reproductor de sonido y comenzaba a mover la boca cantando las canciones mientras salía hacia el autobus. Cosa que amplió la sonrisa de la boca de Alex.

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